Hay cosas que no se pueden decidir alegremente.
jueves, 9 de agosto de 2012
lunes, 30 de julio de 2012
El valor, el precio y la madre que los parió.
Es
como escuchar u oír. Hace mucho tiempo que se intenta confundir su significado
y hasta cierto punto nos lo hemos creído hasta que hemos descubierto, que la
diferencia entre lo que hemos pagado y su precio real es la puñetera burbuja.
Claro
que depende de quién lo interprete. Si es quien ha hecho negocio vendiendo mas
caro que su precio real, porque ha convencido al comprador que su valor era mas
alto, este diferencial se ha convertido en ganancias.
Lo
malo, es que cuando la rueda se pone en marcha, aquel que vende y recoge
dinero, intenta hacerlo de nuevo comprando por encima del precio real, para
volverlo a vender con un diferencial mayor.
Si
a esto le sumamos el crédito injustificadamente fácil, que incentivaba estas
transacciones, estamos haciendo un globo tan grande, que cuando ha explotado,
nos ha salpicado a todos. A los que comprábamos, a los que vendíamos, a los que
dejaban el dinero sin pensarlo,… la cuestión era darle inercia a la rueda,
hasta que ha dejado de moverse.
Y
ahora qué.
Ahora
nadie es culpable, y nos ha quedado una cara de despilfarradores convulsivos,
por acabarnos creyendo que todo el monte era orégano.
Ahora
toca arreglarlo. Lo malo es que quienes dictan las reglas del juego son quienes
nos reprochan con cierta sonrisita debajo de la nariz, que en este país se haya
trabajado al día, sin pensar en épocas de vacas flacas. Y lo peor es que tienen
razón.
Y
para resolverlo ¿cómo lo vamos a hacer?. Primero castigan al país con remedios
que nos pueden hacer retroceder el reloj de nuestro falso bienestar varias
décadas, para hacernos ver que no estamos donde creemos que estamos.
Me da miedo lo que viene a continuación, el "después
ya veremos".
lunes, 23 de julio de 2012
¿Cuáles son las reglas del juego?
Lo
malo de vivir con la necesidad de estar informado, es que acabas estándolo.
Cubres
esa imperiosa necesidad devorando emisoras de radio, periódicos, noticieros de
TV, twitter, linkedin y cualquier cosa que ayude a rellenar cualquier hueco
susceptible de ser rellenado con una noticia mas.
Lo
que también es cierto, es que tiendes a contrastar y a rebuscar en los medios
gente con opinión, aunque no esté necesariamente de acuerdo contigo, para que
observando y cruzando puntos de vista acabes teniendo ideas propias en este mar
profundo de las opiniones.
Lo
que he observado es que lamentablemente ahora todos desconocen las reglas del
juego. Salvo raras excepciones, hablan alegremente de Prima de Riesgo, las
fluctuaciones del IBEX, de los intereses por la venta de Deuda del Estado,
Rescates,… y además sin demasiados conocimientos sobre lo que puede o no puede
hacer el FMI o cualquier organismo financiero, sin dejarse atrás las Agencias
de Calificación y toda la maraña ingente de estamentos e indicadores que se
dedican a acorralar, como si se tratara de ovejas enviadas a un redil. Por
mucho que intentemos esquivar el camino, ya está marcado.
Lo
malo de este asunto es que lo que interesa es que continuemos en el camino, sin
acabar de llegar a destino, porque sino, dejará de haber posibilidades de
especular como hasta ahora, con todo un país.
Aquí
es cuando me detengo, porque la verdad es que tampoco sé donde llegará mi
reflexión.
Como
cualquier hijo de vecino, se me ocurre pensar en cómo hemos llegado a este
punto. Aquí es donde se me abre un nuevo camino en el que deberíamos hacer un
ejercicio de introspección y analizar la gran pregunta ¿dónde hemos fallado?.
Y
donde hemos fallado, fundamentalmente, es en haber aceptado el Sistema, sin
hacer lo que se debería hacer con cualquier empresa: evolucionar y mejorar.
Hacer el ejercicio de “prueba y error” y ponerle remedio cuando tocaba.
Ahora,
personas que habían trabajado para Lehman Brothers, o Goldman Sachs, ocupan
sillones relevantes en las decisiones económicas de gobiernos como Grecia,
Italia y España, y dirigen los destinos de estos países muy tocados por el dedo
maldito de las Agencias de Calificación.
Mientras,
los ciudadanos que queremos estar informados, no nos queda mas remedio que
acudir a las opiniones de “entendidos” en cuestiones macroeconómicas, que se
dedican a opinar, pero que lo hacen desde cierto conocimiento de causa y
capacidad de análisis técnico (que no político).
Pero
la verdad es, que en lo que siempre ha funcionado, que es aquello de
acción-reacción, ahora tiene despistados a todos.
Las
reglas del juego han cambiado y aquellos que mueven las fichas, no conocen
estas reglas. Ya nada ocurre como está previsto.
Lo
terrible de todo ello, es que los ciudadanos empiezan a estar cansados de tanto
desprecio, retroceso e incapacidad por retomar las riendas de todo esto.
Esto
no hay quien lo arregle si no se reescriben las reglas del juego, y no se para
los pies a quien se las está inventando sobre la marcha, y que consigue no llevarnos
a ninguna parte y como dice el dicho “a río revuelto, ganancia de pescadores”.
lunes, 16 de julio de 2012
Hasta dónde llega nuestra capacidad de hartarnos
Hoy
me he descubierto tomando mas de un café en la cafetería cercana a mi casa. Me
he leído dos periódicos sin apenas darme cuenta que me zampaba los cafés sin
piedad.
No
esperaba encontrar ninguna noticia agradable ni motivadora, ya que ni tan solo
las que lo intentan, lo son.
Ni
tan solo la situación de violencia física y verbal que nos transmiten en los
rotativos sobre cualquier otro lugar del mundo, ahoga el “llanto” de decrepitud que grita la
situación de nuestro país.
Los
ciudadanos ya hemos entendido que no se trata de cambiar las caras de quien
gobierna, ya que no tan solo no han cambiado las perspectivas de futuro, sino
que se aventura que nos dirigimos de forma constante al abismo. Uno de esos abismos que no se ven
pero que se intuyen.
Y
lo peor es que como los grandes temas financieros y económicos no se deciden ni
en Europa, sino que están en manos de los “Mercados” y por lo tanto los gobiernos no tienen
ni idea de cómo controlarlo, han decidido apretar las tuercas en aquellos temas
que mas definen la política de uno u otro partido grande del Estado: el “jacobinismo”
y la recentralización.
Con
excusas fundamentadas en las consignas mas casposas que se les ocurren, siguen
estropeando una y otra vez la convivencia, con decisiones que por injustas y
malintencionadas, intentan que tengan mas “volumen y eco” que cualquier otra cosa que ocurra
en la realidad del país.
Yo
seguía bebiendo el café, sin acordarme que me quedan menos de 10 euros en el
bolsillo para darme este “capricho” del café durante esta semana, que no sé
cuánto me van a costar los medicamentos que voy a ir a buscar mañana, que no sé
cómo voy a atender el recibo del préstamo, que ya se me acabó la prestación del
desempleo, que no sé cómo voy a poner gasolina al coche para ir a Barcelona a
la entrevista de trabajo (en la que me van a rechazar porque tengo mas de 50 años), y tampoco cuánto me va a costar aparcar en esa ciudad a 40 kilómetros de donde vivo. Y ya no
pienso en comer, porque los tres que vivimos en casa dependemos de un sueldo de
un trabajo que contratan un día antes y descontratan un día después.
Y
además, descubres que el gobierno central nos recuerda que somos un país de
personas con capacidad de sacrificio y que las medidas que se toman, lo hacen para
tener un futuro mejor y en beneficio de todos (?).
La
situación descrita no es ficticia. La situación descrita empieza a ser común entre
mucha gente cuyo hartazgo empieza a mostrar signos de evidencia.
(Nota del autor: Esta historia de ficción está inspirada en la realidad. Los personajes son reales, aunque no responden a la historia de nadie en concreto)
(Nota del autor: Esta historia de ficción está inspirada en la realidad. Los personajes son reales, aunque no responden a la historia de nadie en concreto)
lunes, 25 de junio de 2012
La mala fama del marketing multinivel
Ciertamente
el marketing multinivel se ha ganado a pulso mala fama. No es extraño que mucha
gente lo relacione con aquello de los ejercicios piramidales en los que si
enviabas una moneda y por pura progresión geométrica recibías en tu casa una ”fortuna”
(?)
Normalmente
se tiene tendencia a pervertir las palabras para ponerlas a favor de las ideas,
sin importar cómo acabe transformándose el mensaje. Aunque acabe siendo una
caricatura de la realidad.
Seguro
que mas de uno relaciona el marketing multinivel con una simple estafa de una
pandilla de aprovechados que acabarán embolsándose dinero por ser hábiles
vendedores de mantas, con una capacidad innata para deslumbrar.
Bien,
pues ya es hora de romper ese mito.
Si
pudiéramos simplificar una descripción que se acercara al máximo a la realidad,
podríamos ver las grandes ventajas de este tipo de negocio para aquellos que
les gusta vender y que quieren sentirse apoyados por las marcas y la empresa.

En
un momento difícil para encontrar trabajo, aquellos que encuentran un equipo
entusiasta cuyo camino es honesto y que lo que quieren es tener clientes y
generar ventas que les permitan complementar sus ingresos, lo mejor que les
puede ocurrir es encontrar el equipo humano, la estructura de trabajo y los
productos para representar, que den respuesta a sus ambiciones y ganas de
progresar profesionalmente.
Hay
empresas como Paradigmateam que lo hacen y ayudan a que sea así. Un equipo de
personas de todos los territorios, cuyo cometido es hacer clientes que les
compren de forma habitual. Y que sea así porque les gustan sus productos y
porque la calidad humana y profesional de sus miembros es exquisita.
Para
ello, les apoya con formación continuada. Una formación que va desde la mas
técnica a la específica de los productos de su catálogo.
Es
importante saber que para jugar al golf se necesita una pelotita blanca y unos
palos para darle a la pelotita y lanzarla lo mas cerca posible. Es interesante
saber qué hace cada palo, cuántos hoyos y todo lo relativo a este deporte.
Pero
también es importante saber cómo posicionar el cuerpo. Cómo balancear el palo,
Cómo decidir el golpe. Cómo imaginarse la trayectoria,… en fin: la técnica.
Por
lo tanto una empresa fiel con sus principios, hace una labor de coaching que
permite a aquellos que forman parte del equipo, saber que están apoyados en
todo momento por personas que les pueden ayudar a que sepan tomar las decisiones
adecuadas, saber tratar a los clientes, mejorar sus ventas y sentirse parte de
un equipo poderoso de profesionales.
martes, 8 de mayo de 2012
La teoría de la implosión española
A
estas alturas ya nadie duda que estamos en un proceso de “rompernos hacia
adentro” y que el ruido y las consecuencias de algo así, queda en el interior
de nuestro sistema político, financiero y de estructura del Estado.
Y
curiosamente, algunos países que llevan años haciendo bien su trabajo, y que
han visto como aquellos que se incorporaban a la UE se han dedicado a dilapidar
los fondos que prestaron los primeros, con la intención de acercar lo mas
posible las nuevas economías locales a las suyas, ahora tan solo les queda
protegerse de las consecuencias de una “explosión” del Sistema, procurando que
si estalla algo, que estalle hacia adentro y no hacia afuera.
Es
como si nos pusieran un arma en la mano, con la intención de que nuestra
conciencia nos obligara a un pseudosuicidio colectivo, el de todo un país.
Los
políticos se han de poner al día inmediatamente, y que cuando se miren al
espejo no se vean con “lechuguillas” (cuellos de lienzo como el de “El
Caballero de la Mano en el Pecho”). Están atrapados en los conceptos mas
jacobinos y anticuados de una época que ya pasó.
Si
hablan de gobernar España, y la entienden como un territorio desde donde crecer
y prosperar, que no se dediquen a ahogar los recursos que permiten que los
territorios crezcan y evolucionen, quitándoles el pie del gaznate y ayudando a
que mejore todo, y no a intentar volver a tiempos pasados y casposos.
Es
hora de ayudar a aquellos territorios que hacen sus deberes y hacer posible una
evolución en positivo, y no esconderse en actitudes y estrategias que rozan el
esperpento, como el de la centralización (que ya sabemos que no funciona) o el
de universalizar todo lo que se pueda a troche y a moche.
Y
ahora que hay excusas para todo, que nos vienen en forma de imposiciones y
fórmulas de desaceleración, como se tendrá que buscar culpables, los buscan en
casa, y ahí, ya estamos poniendo la mecha para que después con cualquier
chispa, se encienda e implosionemos irremediablemente.
miércoles, 11 de abril de 2012
Soy catalán. ¿Algún problema?
No
hay nada mas infame, que destruír los significados de las cosas, pervirtiendo
mensajes, conceptos e ideologías.
Si.
Yo soy nacionalista. Y nacionalismo no es otra cosa que creer en la identidad
de un colectivo, que por sus costumbres, forma de ser y organizarse, por su
lengua y su cultura y sobre todo, por la manera de concebir sus relaciones con
los demás, se entienden corporativos y se identifican como tales.
Cualquier
otra manera de entenderlo, sobre todo cuando se adjetivan (separatistas,
racistas, anti-no-se-qué,…), ya se intenta demonizar que te sientas parte de
algo. Sobre todo, aquellos/as que se dedican a dar a entender que un colectivo
no tiene derechos y que el suyo los tiene todos porque son mas grandes y
ganaron una guerra, entonces ya empezamos a incomodar y a intentar mostrar una realidad
engañosa sobre un territorio, para pervertir
la convivencia, y hacer irrespirables las relaciones entre un colectivo
y el otro.
Y hay cosas que se han convertido en normales, porque lo son. Nadie las ha impuesto, sino que han dejado de ser perseguidas como anómalas. La lengua, la cultura, las instituciones, los símbolos,...)
Y hay cosas que se han convertido en normales, porque lo son. Nadie las ha impuesto, sino que han dejado de ser perseguidas como anómalas. La lengua, la cultura, las instituciones, los símbolos,...)
Pues
si, yo soy nacionalista. Pero uno de estos nacionalistas en los que mi padre
era aragonés, mi madre catalana y me hacen sentir vergüenza ajena cuando
escucho estupideces de algún político de las derechonas mas rancias de España,
que es cuando no me siento para nada identificado con su idea de país.
Y
vamos a distinguir entre ser de derechas y ser de la derechona. También caben
las realidades de lo que significa ser de derechas en un país comunista o en un
país capitalista. Ya saben que con la palabreja “derecha” se definen los
conservadores, y de haberlos los hay comunistas y capitalistas. En China la
derecha serían los comunistas y en España no (para poner un ejemplo).
El
partido que actualmente gobierna en la mayoría de “los gobiernos” autonómicos y
en España, tiene el gran problema de haber aglutinado excesivas sensibilidades
de derechas y de derechonas intolerantes. Incluso a los de derechas que les
cuesta admitir que lo son, dicen ser liberales, apropiándose de un concepto que no les define, y cuando en realidad están mezclados con
“neocons” que les encanta el “tea party” norteamericano.
No
hablemos de los partidos llamados de izquierdas, que hasta ahora se han
dedicado a plantear escenarios utópicos sobre convertirse en generadores de trabajo administrado por “papá
Estado” y otras sandeces, pensando que con actuaciones que apoyen al bienestar
de las personas con recursos públicos era suficiente para levantar el ánimo y
maquillar una situación insostenible. No han pensado en que la gran aspiración
de la gente es sentirse de clase media con
recursos ilimitados, y a eso han jugado los bancos con la connivencia financiera
internacional y además inventándose aquello de la capacidad de endeudarse. Que para
un particular era lícito en tanto y en cuanto para la administración pública lo
era a lo bestia.
Si,
soy nacionalista, y creo que la locura de confundir globalización con
universalización, nos ha llevado a una senda compleja, sobre la que no hay una
solución clara. Nos ha llevado a un momento en que lo que opinen nuestros representantes
públicos y nuestros países importa poco, porque los que realmente manipulan los
vaivenes financieros son quienes han convertido todo esto en un juego para
ganar dinero, importándoles un pito todo lo demás.
Y
no ha ayudado nada lo del “destino en lo universal” y lo de creernos que sólo
existen los caminos que nos muestran quienes gritan mas o quienes tienen la
posibilidad de que les escuchen porque ostentan un cargo institucional.
Pues
no. La cosa está muy mal, y si siguen considerando a los nacionalistas y al
autogobierno como los culpables de todo esto, que repasen las hemerotecas y que
observen que las cosas no son como intentan transmitir con reinterpretaciones que parecen una burla, sino que su intención es mas la de volver a subyugar
y a pisar los derechos nacionales de personas que no creemos en la España única,
donde no tenemos ninguna voz, ni la hemos tenido nunca. Donde están convencidos
que las reivindicaciones de Catalunya han sido una anécdota y una forma de
creernos algo que no vamos a tener nunca.
Y
acabo recordando de nuevo dónde estoy en todo este panorama: soy liberal,
socialdemócrata y humanista a partes iguales.
Y
soy nacionalista. Por cierto, y además me gusta tener opinión... ¿algún problema?.
sábado, 24 de marzo de 2012
Enteradillos y dictadorcillos de pacotilla
Últimamente
se hacen más visibles y evidentes según qué clase de aconsejadores
profesionales, que con aspiraciones de sabios, se ven autorizados a darte
instrucciones sobre cosas sobre las que no necesitas saber nada.
Pasa
en restaurantes en los que sin preguntarlo redirigen tus decisiones en lo que
te apetece comer, cambiando tus decisiones, porque las ponen en duda con buenas
palabras. Todo ello sin preguntarte lo que te gusta, o si tienes mucha o poca
hambre, o cuáles son tus limitaciones económicas.
Pasa
con personas que se autocalifican como profesionales del consejo, que lejos de estudiar
contigo lo que necesitas, se lanzan a soltarlos indicándote cómo deberías
trabajar y en qué cuestiones deberías apoyarte, y te sueltan consejos
aprendidos sin que haya mediado ninguna petición de ayuda.
También
los hay que están de “seguratas” en según que lugar, y sin escucharte, deciden
que ahí no vas a entrar y punto.
O
también hay funcionarios no importa en qué administración, que se saltan a la
torera lo que pretendes, para aconsejarte lo que tienes que hacer sin
preguntarse que necesitas y por qué, lanzándose a dar opiniones y consejos en
cosas que no te interesan.
O algunos políticos, que por tener un cargo institucional que "ha ganado" porque tal o cual político de su partido tiene un cargo relevante (limitado en el tiempo), a pesar de tener autoridad, puede no tener preparación alguna para ocuparlo, y confunde el bien común con la verdad, y ser propietarios de la razón.
O algunos políticos, que por tener un cargo institucional que "ha ganado" porque tal o cual político de su partido tiene un cargo relevante (limitado en el tiempo), a pesar de tener autoridad, puede no tener preparación alguna para ocuparlo, y confunde el bien común con la verdad, y ser propietarios de la razón.
O
aquellos que porque saben que los que están esperando en la cola van a verlos
a ellos, se “visten” de importantes y se creen autorizados a tratarte como un
inútil que necesita su consejo.
O
aquellas personas que atienden al público, y que mirándote con superioridad, te
ignoran, cuando les preguntas si tienen este o aquel producto, te dicen que
tienen lo que hay en la estantería, sin preocuparse por tus necesidades.
También hay participantes de "psicotertulias" que acaban creyéndose sus opiniones, porque gritan mas, impiden hablar a los demás y se creen opinadores profesionales con derecho a convertir en realidad un simple rumor.
Muchos
de ellos se sienten con “suficiente experiencia” (superior a la tuya), porque
hace 10 años que trabajan en ello, y muchas veces, su “expertise” se basa en haber
repetido diez veces un año mal aprendido.
Todos
estamos en un proceso de apredizaje constante y tenemos la obligación, de
convertirlo en nuestro know-how. Y aquellos que nuestro trabajo nos obliga a
relacionarnos con los demás podemos encontrarnos con dos supuestos.
Aquellos
que ya saben lo que quieren y te lo piden. A estas personas, que normalmente te
dicen por qué quieren este producto o este servicio (o no), has de respetar su
decisión, porque no sabes cuál a sido su proceso reflexivo hasta llegar a esa
conclusión.
Aquellos
que no saben muy bien lo que quieren has de ayudarlos en una elección y en una
decisión, por lo tanto debemos dotarlos de toda la información que le podamos
proporcionar, con el fin de que la decisión final, aquella que es la decisiva,
la tome quien nos escucha, porque le hemos proporcionado todos los elementos
racionales que necesita, para cualificar bien sobre su decisión.
En
cualquiera de los casos, aquellos que invaden el territorio personal de
cualquier consumidor, paciente, cliente, usuario o ciudadano, deberían observarse
a si mismos, porque no le gustará lo que verán.
viernes, 16 de marzo de 2012
Armarse de razones para continuar
El mundo está muy revuelto.
Nuestro país se debate entre sus ruinas financieras, para encontrar salidas con
los remedios de siempre. En nuestro territorio inmediato, en la ciudad, se
notan los estragos que ha causado una administración alegre y despreocupada
durante años que no les importaba cómo se pagaría lo que estaban haciendo. En
la mayoría de familias, hemos sido vencidos por la cultura consumista en la que
lo mas fácil era encontrar dinero para pagar. Cada uno de nosotros nos hemos
creído que nuestras habilidades profesionales siempre interesarían y que el
mercado de trabajo iba sobrado de ofertas.
Teatros magníficos,
polideportivos extraordinarios, aeropuertos, lineas de ferrocarril de alta
velocidad, autovías y otros desmanes construídos con dinero público donde estos
equipamientos no hacían falta, y que ahora son un verdadero ejemplo de los
derroches de algunos visionarios que lo que mas les importaba era lucirse y en
muchos casos asegurarse unos ingresos extra, y que ahora no nos queda otra que
pagarlo los demás.
Los ciudadanos, hemos sido en
muchos casos la viva imagen de este despropósito. Con nuestros recursos
económicos hemos vivido en falso, hasta el punto que nos hemos creído que con
lo que ganábamos cada mes podíamos pagar lo que nos prestaba el banco, por
indecente que fuera la cifra. Comprar un piso, era además amueblarlo y comprar
un coche. Las cuotas irreverentes nos obligaban a comprometernos a devolver
cifras que implicaban mas de un sueldo por familia y durante muchos años, si
pretendíamos vivir y comer, sin distraernos con algunos lujos.
Bien, todo lo que he dicho hasta
ahora son obviedades, y no por ello son cuestiones para pasar sobre ellas de
puntillas sin hacer mucho ruido. Seguro que pisamos algún callo, o encendemos
algún arbusto sin querer (o no).
Y visto lo visto, ¿cómo nos
armamos de razones para continuar?,… difícil, de verdad difícil.
Hay varias cuestiones a tener en
cuenta. Ahora ya no es posible plantearse las cosas como se ha hecho hasta
ahora. Una familia endeudada, sigue endeudándose. Tan solo con lo que ya debe,
es suficiente para que le crezca constantemente la deuda, sobre todo, si tiene
dificultades para pagar al día.
Está claro que debe plantearse si
ha de bajar un par de peldaños la escalera por la que ha subido hasta ahora,
hasta saber que puede atender lo que debe pagar de forma periódica. Las cosas,
con este panorama y a corto plazo, no van a mejorar. Deberemos desprendernos de
cosas.
Encontrar un trabajo bien
remunerado, también va a ser difícil. Teniendo en cuenta que debemos replantear
qué es un trabajo bien remunerado. Lo que hasta ahora se denominaba como el
pobre “mileurista” es un trabajo con una
remuneración normal. Ahora, los trabajos se remuneran menos. Por debajo de 1.000
euros al mes, o 7 euros la hora es lo mas habitual.
Los trabajos ya no son para
siempre, y para mejorar el estatus profesional, no queda mas remedio que
evolucionar en el mercado del trabajo. Mas formación, mas experiencia, mas
habilidades y especializarse al máximo (o no), es la manera de hacer camino.
Se han acabado los endeudamientos
de mas de 500 euros al mes por familia, para tener un piso mejor, o un coche de
mas lujo, o electrodomésticos mas evolucionados. Se acabaron según que formas
de ocupar el ocio, buscando financiación. Se acabó comprar según que cosas
nuevas, que tan solo con una reparación de las que ya tenemos seguirán
funcionando. Al menos de momento.
Y también se acabaron los
derechos laborales que se han ganado poniendo contra las cuerdas a quienes
generan trabajo, porque ya no tienen con qué pagarlo, si no es con cualquier
chanchullo amparado detrás de siglas como ERO, FOGASA, CdA, o lo que sea. Los
sindicatos, deberán actualizarse y reinventarse. Lo de la lucha de clases ya se
acabó, porque todos somos de clase media, o como mínimo es donde nos gusta
estar, y la mayoría (la muy gran mayoría) de empresas y de emprendedores, son
pequeños (de tamaño) locos, dispuestos a emprender sin demasiados recursos.
Lo que deberá replantearse es
cómo evolucionará todo esto, porque la realidad es que está casi todo
inventado. Las empresas si ganan dinero, tendrá que notarse en los bolsillos de
aquellos que trabajan en ellas, y si pierde dinero, deberá encontrar formulas
justas (de justicia, no de leyes interpretables), para que la empresa no caiga.
En cualquier caso, los que
tenemos de 30 en adelante, no hemos dejado un buen panorama para los que nos
siguen, y deberán reinventarlo todo. Pero tampoco debemos acomplejarnos, porque
tenemos el deber de echarles una mano.
viernes, 2 de marzo de 2012
Ya no hay trabajos para toda la vida
O al menos esa debería ser nuestra forma de pensar. Está claro que voy a entrar en un jardín del que no se
cómo voy a salir, pero quiero dar mi opinión.
Los derechos laborales son algo que se ha conseguido durante años, con la férrea negociación de los sindicatos. Todos aquellos que hemos trabajado para otros, hemos salido ganando, porque no se nos puede despedir alegremente, y los años trabajados le dan valor añadido a lo que cobraremos en caso de despido.
Por otra parte, esto quiere decir que se ha incentivado la permanencia en el puesto de trabajo, como una forma de que gane valor. Y por lo tanto se ha desincentivado la búsqueda de nuevos trabajos, cambiar de puesto en su empresa o prosperar en otra.
Las empresas tampoco han hecho sus deberes y no han hecho nada para gestionar de forma correcta el talento de sus trabajadores, y en muchos casos han permanecido en su puesto de trabajo de siempre, sin permitirles mejorar ni crecer profesionalmente.
También hay que recordar que muchos empresarios "de manual" han convertido la gestión de la crisis en lo que se espera de ellos: redimensionar su empresa, buscar mejoras en los costes, asegurar los cobros, y aprovechar las herramientas que le otorga la Ley para despedir gente y reducir la empresa hasta el extremo de poder "aguantar" lo que dure la crisis.
Hay muy pocos que han hecho buena aquella frase que dice "si seguimos haciendo lo de siempre y perdemos el oxígeno, es mejor cambiar de estrategia", y se han dedicado a pensar en reducir los costes para mantenerse y no han hecho nada para hacerla crecer.
Bueno, ahora hay lo que hay. Una sociedad en crisis, las empresas en crisis, el trabajo en crisis, el sistema en crisis, el país en crisis, ... y además aquellos que tienen como negocio dejar dinero para que otros lo muevan y puedan comprar lo que sea a crédito ya no lo hacen, y por tanto los compradores en potencia tampoco mueven dinero y todo se va parando poco a poco.
Los últimos cincuenta años, la economía se ha basado en trabajar a crédito. Ahora nos tenemos que acostumbrar a tener el dinero antes de comprar. Y si no tienes el dinero, no lo puedes hacer.
No basta con poner garantías como los ladrillos. Incluso no basta con demostrar que ganas suficiente dinero.
Tampoco puedes refinanciar nada si no es con un cambio en el interés que te cobran por el dinero que ya les debes, y una mejora sustancial en sus garantías y en muchos casos complicando la vida a la familia.
La banca está haciendo mal sus deberes, porque todo se está deteriorando de forma rápida e irreversible, y aquellos que tienen talento para hacer cosas a fuerza de no encontrar ayuda, acaban hundiéndose.
La formación, la mejora de la capacitación, la búsqueda de trabajo donde mejorar los conocimientos, entender el cambio de puesto de trabajo como una manera de prosperar, y por tanto encontrar empresas dispuestas a gestionar el talento y buscar nuevos talentos, debería formar parte del ADN de los agentes laborales: los trabajadores, los sindicatos y las patronales.
Tiene que haber un cambio sustancial de estrategia si queremos volver a mirar con esperanza el futuro.
Los derechos laborales son algo que se ha conseguido durante años, con la férrea negociación de los sindicatos. Todos aquellos que hemos trabajado para otros, hemos salido ganando, porque no se nos puede despedir alegremente, y los años trabajados le dan valor añadido a lo que cobraremos en caso de despido.
Por otra parte, esto quiere decir que se ha incentivado la permanencia en el puesto de trabajo, como una forma de que gane valor. Y por lo tanto se ha desincentivado la búsqueda de nuevos trabajos, cambiar de puesto en su empresa o prosperar en otra.
Las empresas tampoco han hecho sus deberes y no han hecho nada para gestionar de forma correcta el talento de sus trabajadores, y en muchos casos han permanecido en su puesto de trabajo de siempre, sin permitirles mejorar ni crecer profesionalmente.
También hay que recordar que muchos empresarios "de manual" han convertido la gestión de la crisis en lo que se espera de ellos: redimensionar su empresa, buscar mejoras en los costes, asegurar los cobros, y aprovechar las herramientas que le otorga la Ley para despedir gente y reducir la empresa hasta el extremo de poder "aguantar" lo que dure la crisis.
Hay muy pocos que han hecho buena aquella frase que dice "si seguimos haciendo lo de siempre y perdemos el oxígeno, es mejor cambiar de estrategia", y se han dedicado a pensar en reducir los costes para mantenerse y no han hecho nada para hacerla crecer.
Bueno, ahora hay lo que hay. Una sociedad en crisis, las empresas en crisis, el trabajo en crisis, el sistema en crisis, el país en crisis, ... y además aquellos que tienen como negocio dejar dinero para que otros lo muevan y puedan comprar lo que sea a crédito ya no lo hacen, y por tanto los compradores en potencia tampoco mueven dinero y todo se va parando poco a poco.
Los últimos cincuenta años, la economía se ha basado en trabajar a crédito. Ahora nos tenemos que acostumbrar a tener el dinero antes de comprar. Y si no tienes el dinero, no lo puedes hacer.
No basta con poner garantías como los ladrillos. Incluso no basta con demostrar que ganas suficiente dinero.
Tampoco puedes refinanciar nada si no es con un cambio en el interés que te cobran por el dinero que ya les debes, y una mejora sustancial en sus garantías y en muchos casos complicando la vida a la familia.
La banca está haciendo mal sus deberes, porque todo se está deteriorando de forma rápida e irreversible, y aquellos que tienen talento para hacer cosas a fuerza de no encontrar ayuda, acaban hundiéndose.
La formación, la mejora de la capacitación, la búsqueda de trabajo donde mejorar los conocimientos, entender el cambio de puesto de trabajo como una manera de prosperar, y por tanto encontrar empresas dispuestas a gestionar el talento y buscar nuevos talentos, debería formar parte del ADN de los agentes laborales: los trabajadores, los sindicatos y las patronales.
Tiene que haber un cambio sustancial de estrategia si queremos volver a mirar con esperanza el futuro.
martes, 14 de febrero de 2012
Nuevas formas de negociar
Se ha pasado querer ganar y por lo tanto hay un perdedor, a otra forma de verlo, y reconocer que la mejor manera de dar por buena una negociación es que los dos ganen (win to win).
Sentadas estas bases, hay que buscar las formas de dar valor al intercambio. Se empezó con el trueque, que consistía en que ambos negociadores le dieran el valor de uso que le iban a dar, y por lo tanto se intercambiaban bienes y servicios en función del valor que le daban cada uno de los negociadores. O sea, que ambos salían ganando con el intercambio, porque resolvían su necesidad con el trueque.
Mas tarde se les dio un valor contable. Se trataba de poner una cifra en clave de valor y ahí surgió la necesidad de la existencia de monedas, en las que era necesario que se les reconociera la validez del cambio. Cobró gran importancia el concepto de “ganancias”. El coste de hacer algo con la habilidad personal (artesanos, etc), y que valoraran (en monedas) que el producto resultante tenia un valor mayor del que había costado, permitió (y permite) que haya negocios y beneficios.
Bien, hasta ahí todo está mas o menos bien. Pero hubo un momento en el que dinero se convirtió en un producto mas. Y se podía (y puede) negociar con él. Y para darle valor se hizo fuerte el modelo de especulación que ha permitido valorarlo mas o menos, en función de si quien quiere ese dinero, le da mas o menos valor. Incluso el apoyo de aquellos que realizan negocio con él, han conseguido que el dinero sea tan solo una anotación contable y tener beneficios tan solo con conseguir que se le de mas o menos valor.
Y justo en ese momento, donde el producto ha perdido la fuerza en el valor del intercambio, y en cambio lo que tiene importancia es el “apellido” del dinero con el que se paga, todo empieza a cobrar complejidad.
Y evidentemente, cuando el dinero sólo sustenta su valor, en el “aprecio” que le den aquellos que negocian con él y por lo tanto lo consideran un producto mas, esto se complica.
Lo complicamos cuando aparece un elemento mas, que es la capacidad de endeudarse. Y ahí he de hacer un aparte. Si endeudarse consiste en hacerlo para crear una empresa, que va a generar dinero y que va a dar ocupación, o que en definitiva va a generar negocio, fenomenal.
Si endeudarse consiste en solo eso: endeudarse, vamos mal.
Y volvamos al asunto. A las nuevas formas de hacer negocio. La de ayudar a aquellos que van a generar trabajo y a mejorar las condiciones generales con nuevos productos y nuevas formas de hacer. Apostar por las nuevas ideas.
Poner en clave de valor las cosas (ponerle precio) no solo es legítimo sino que es necesario.
Encontrar empresas de las que necesitas bienes y servicios, y ellos también necesitan de tus bienes y servicios, es una magnifica manera de considerar convertir la relación profesional en un “trueque”, en el que median los documentos que la ley tiene establecidos, pero en el que no se hace una transacción en monedas, sino que en productos puestos en valor.
Esta es una nueva manera híbrida, en la que se combinan la forma tradicional y la del intercambio, que muchos emprendedores ya empiezan a pensar para realizar sus negocios.
Y hay que tomar en cuenta que es una forma novedosa, aunque nada nueva, de realizar una transacción.
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