sábado, 3 de agosto de 2013

El síndrome del “pequeño dictador”

Este es un síndrome absolutamente habitual en nuestra sociedad. Su descripción es sencilla: "dícese de aquella persona que por ostentar un emblema o símbolo que lo identifica como alguien con autoridad, ordena y decide qué, quién, cómo, dónde y cuándo se deben mover las personas que dependen de su entorno inmediato".

No se ha de confundir nunca, que aquellos que ejercen su efímera autoridad en ese momento, lo pueden hacer con la educación y el sentido común necesarios para que aquello que depende de él, acabe ocurriendo de forma natural y sensata, para que aquello que él protege, funcione como es debido. 

Lo malo es cuando esto se pervierte, y se creen con la autoridad necesaria para prohibir, ordenar e impedir,… justo en ese momento, se convierte en “pequeño dictador”.

Vamos a poner varios ejemplos. 

Un señor con una porra, intercomunicador, y un llavero cargado de llaves, luciendo un uniforme vigilando la cola de un supermercado. Puede tratar a la gente con educación o como un delincuente. El primero bien, el segundo mal. Y si no que se lo expliquen a un señor de 80 años, que para no equivocarse de producto, recortó una etiqueta del que se le había gastado, se la puso en el bolsillo y cuando acudió a pagar a la caja con el nuevo producto, al salir le pitó el arco de seguridad por culpa del trocito de cartón del bolsillo… lo que ocurrió a partir de ese momento fue demencial.

O un señor con bata de encargado, que decidió que no le vendía un producto a un comprador dispuesto a pagar, porque no era cliente habitual. Y su respuesta fue que allí mandaba él y punto.

O un personaje con uniforme de “Protección Civil”, que vigilaba que el público no invadiera la calzada, que increpaba sin pudor a unas señoras con dificultades de movilidad que pretendían cruzar la calle cuando no había ningún peligro. Ese señor, tenía que ayudarlas a cruzar y no a ser grosero.

También podríamos hablar de los vigilantes de discoteca, pero estos siguen consignas con grandes dosis de subjetividad, como la de “si no te gusta que no entre”. “Si lleva deportivas que no entre”. “Si no va vestido de tal o cual forma, que no entre”…

Estos son algunos ejemplos de lo que es un “pequeño dictador”, y es evidente que en nuestro día a día, nos cruzamos con frecuencia con personajes como estos, que mas valdría que aprendieran a tratar a la gente y a hacer bien su trabajo, y no se sintieran capacitados para una labor represora que no les corresponde.

Lo malo de todo esto es si consiguen puestos de responsabilidad, porque acaban siendo de lo mas tóxico.

Son personajes peligrosos que al menos a mí, no me merecen ningún respeto.

jueves, 9 de mayo de 2013

Buscar conflictos donde no los hay, para distraer al personal.

Se notifica que a partir del jueves 9 de mayo se rebautiza el catalán de la Franja como: "LENGUA KLINGON ORIENTAL" y el saludo Klingon a partir de hoy es...

viernes, 3 de mayo de 2013

Señor Rajoy, ¿nadie le ha explicado lo que ocurre?


Cuando un partido político se presenta a unas elecciones, aquellos que acudimos a votar deberíamos confiar en que los mensajes, las recetas, la palabra dada, va a ser el compromiso que los votantes entenderemos como  el guión que va a seguir el que ha sido elegido en caso de obtener el poder.

Todo aquello por lo que tomamos la decisión de votar a este
u otro candidato, va ser el compromiso de los ganadores para con los ciudadanos y muy especialmente con aquellos que los hayan apoyado. Y el que haya ganado no puede poner en marcha ninguna otra receta ni ninguna otra decisión que convierta en papel mojado los compromisos adquiridos.

Por suerte, actualmente las hemerotecas y registros online, permiten recordarnos todos esos compromisos vociferados con vehemencia por aquellos candidatos que perseguían el voto con el fin de ganar las elecciones.

Imaginemos (y es mucho imaginar) que todos los que acompañaban al candidato no supieran nada de nada de la situación real del país o de las condiciones en las que recibían el “testigo” de su gobernabilidad.  Si los anteriores les engañaron… a denunciar. A pedir responsabilidades y a sacarles los colores ante la opinión pública. Sin improperios gratuitos ni suposiciones sin pruebas. Si no se exigen responsabilidades públicas es que se trata de una cortina de humo mas, entre otras tantas a los que ya nos está acostumbrando.

Tenemos claro que la alternancia en el gobierno, es un ejercicio democrático cuya base es una mezcla de convicciones y de realidades. No sirve batiburrillearlo con medias verdades y con mensajes con propósitos oscuros que sirvan de distracción.

Y si la situación es tan grave, y si los remedios son agresivos, se ha de estar dando la cara a cada instante para que los electores lo entiendan. Y no personajillos de medio pelo cuyo cometido desconocíamos antes de las elecciones, sino que el líder ha de dar la cara: Aquel que vociferaba y que ha alcanzado el poder ha de dar explicaciones y justificar su decisión, sin argumentar frases hechas como “el gobierno sabe lo que se hace”. Pero qué se ha creído usted.

Podemos o no estar de acuerdo con su forma de pensar y sus recetas. Podemos compartir o no, o estar cerca o muy (pero que muy) alejados de sus intenciones políticas, pero es que nos miente y esto es intolerable.

Y además, se lanza usted a pedir actos de fe, paciencia y apoyos incondicionales cuando uno de cada cuatro ciudadanos menores de 67 años (imagínese usted con 67 años) no tan solo está en paro, sino que por ganas que tenga de hacerlo seguramente no encontrará trabajo. 

Y los que no tienen dinero para seguir adelante ni pueden hacer nada para conseguirlo son su responsabilidad según la Constitución que usted defiende.

¿No se da usted cuenta que ya estamos hartos?

Los mensajes motivadores vacíos, sus silencios y todo lo que su equipo lanza para desviar la atención y no dejar ver la realidad, son agresiones a la inteligencia de la que los ciudadanos ya estamos cansados.

domingo, 21 de abril de 2013

Quien puede resolver las cosas, es quien tiene menos ganas de hacerlo.


Hace días que estoy imaginando en un supuesto cuadro de abscisas y ordenadas, cómo situaría la voluntad y las creencias. 

Al final he entendido que la mejor forma de ordenarlo, sería situar en el eje de ordenadas (el vertical), lo que sería la voluntad y en el eje de abscisas (horizontal) las creencias.


En este cuadro cartesiano, para ir de menor a mayor, situaría en uno el “no me importa nada” y en el otro “no me afecta lo que hagan los demás”. Iría subiendo de intensidad y me encontraría con la tolerancia y mas allá con la intolerancia. Y en la otra el diálogo y la intransigencia.

Y claro, cuando he tenido construido el cuadro, me ha parecido una absoluta estupidez. Porque va a depender de muchas cosas, que las personas que somo objeto de estudio, estemos variando nuestra postura constantemente, pero que cada vez mas nos situemos en algún lugar de la tabla.

Nadie es igual ni ve las cosas del mismo modo. Y no es bueno ni dejar que pasen las cosas ni situarse en la intolerancia ni en la intransigencia.

Nelson Mandela decía con mucho acierto, que cuando se firma la paz, normalmente lo haces con tu enemigo, y eso quiere decir que todo el mundo cede hasta alcanzar el punto que se alcanza lo mas justo para la mayoría.

Y no vale la pena ni intentar aclarar mediante diagramas ni cuadros cartesianos cual es una situación en la que por un lado se han enrocado aquellos que quieren que las cosas se queden como están y por otro aquellos que quieren avanzar de forma significativa hacia un nuevo status quo.

Y mientras, la gran mayoría de personas, nos movemos por todo el cuadro con mucha incomodidad.

Como reflexión, está claro que la intransigencia y la intolerancia, van a conseguir que los caminos del entendimiento cada vez sean mas difíciles.

Aquellos que mantienen su postura de no mover las cosas de cómo están, en realidad son aquellos que temen perder algo. Se les tendría que preguntar si han hecho algo para que los que piensan distinto a ellos estén cómodos con esta postura.

Seguramente su absurda seguridad en que tienen razón en algo, provoca que aquellos que piensan distinto radicalicen sus posturas.

Las “razones absolutas” y los derechos adquiridos, pierden fuerza cuando se usan mal. Y hace mucho tiempo que quien maneja las Leyes a su antojo está haciendo las cosas pésimamente.

Querer salir de lo que le subyuga conduce a querer un nuevo escenario y una nueva manera de ver las cosas.

Y queda claro que hay dos formas de salir de este embrollo: con la confrontación o con el diálogo.

La confrontación siempre tiende a que alguien de los dos, pierda. El diálogo siempre conduce a un escenario mejor.

Cuanto mas se esfuerce quien domina las Leyes, en demostrar que no permitirá ni una sola modificación, mas se anhelará un nuevo status quo.

De la manera que están sucediendo las cosas, y lo mal que están haciendo los deberes aquellos que deberían resolverlos con sabiduría, me temo que están convirtiendo en irremediable que las personas que se sienten maltratadas por su falta de destreza, queramos un cambio. Y que lo queramos con urgencia.

martes, 9 de abril de 2013

La crisis de las "buenas maneras"


Estamos en una sociedad de normas. Normas, guiones, disciplinas,… que ayudan a ordenar las acciones cotidianas.


Algunas normas son buenas. Organizan la convivencia con el fin de que todos tengamos las mismas percepciones sobre lo que se puede hacer y lo que no y que gozan de un consenso generalizado.

Otras son impuestas, con el fin de que todos tengamos el mismo tipo de obligaciones. Por ejemplo, aquellas que son económicas y que nos obligan a cumplir, para que se pueda mantener cierto estado de bienestar.

Hay otro tipo de normas, que se legislan cuando se cree que se está contribuyendo al bien común y que en general se trata de decisiones de ciertos “iluminados” que se creen estar en posesión de las certezas y que acaban provocando que haya mas de uno que se las “salte” y consiga una cuota de poder usando cualquier método, que por lo tanto les convierte en corruptos poderosos. Como no les ampara la Ley, para que nadie les estorbe, acostumbran a tener malos modos y pésimas maneras.

Como ejemplo, las buenas intenciones con las que nació la Ley Seca en US, cuyas consecuencias sufrieron los norteamericanos y que acabó siendo el refugio y el poderío de las mafias organizadas y que atrajo la violencia como manera de defender sus intereses.

Lo que ya es especialmente triste, es que se legisle y se legislen leyes con disfraz de cosas convenientes y que en realidad persiguen otras cuestiones, o defienden intereses ocultos (o no). Basta darle un vistazo a la propuesta de la Ley Hipotecaria que está preparando el Gobierno.

El malogrado José Luis Sanpedro señalaba en una entrevista, que "estamos en una sociedad con desequilibrios dominada por el miedo. Tanto de unos como de otros. Miedo porque la gente se está quedando sin nada y está ocurriendo sin contemplaciones ni respeto a las personas. Y miedo por parte de quien ostenta el poder porque teme perder sus privilegios".

En cualquiera de los casos, se han perdido las “maneras”. Han desaparecido aquellas costumbres no escritas, transmitidas con sentido común, que nuestros mayores estudiaron en su día y que denominaban “urbanidad”… ceder el asiento, circular a pie por el lado izquierdo del camino, saludar,…

Las “buenas maneras” han caído en una profunda decadencia, porque miremos donde miremos, aquellos que gritan mas, que actúan sin contemplaciones, o que parece que les ampare la razón (aunque no sea así), son aquellos que levantan la voz, que salen en los mmcc o que ostentan el poder de convertirnos en desgraciados tan solo con su mirada. Todos los demás, parece que estamos sometidos a sus actuaciones que al final son fruto de sus propios temores.

Soy de los que creo firmemente, que debemos recuperar ciertas normas sobre las que no hace falta legislar, y que son aquellas que nos podrían devolver al camino de las buenas costumbres y devolverían al sentido común una manera mas humana y elegante de entendernos.

lunes, 8 de abril de 2013

Margaret y Sara (DD.E.P.)


El azar ha querido que hoy hayan fallecido dos mujeres cuya importancia no va a pasar desapercibida.


Dos mujeres relevantes para el siglo XX y que han sido de gran importancia para demostrar la fuerza que tienen las mujeres, muy por encima de otras consideraciones. Está claro que hablar de ellas, ya es una demostración mas de que necesitamos resaltar sus virtudes por su condición de mujeres, ya que si hubieran sido del género masculino, seguramente no hablaríamos ni tan solo de coincidencia y muy probablemente habrían sido “portada” de los periódicos de mañana y poco mas.

En este caso, me resisto a no citarlas, por lo que han significado, cada una en su profesión y en la trascendencia que han tenido en la época.

Las dos nacieron con un año de diferencia y ambas fueron trascendentales en su profesión en momentos distintos.

Una actriz, Sara Montiel. Manchega. La primera actriz española que fue lanzada a nivel internacional, porque la mimó Hollywood, al amparo de la fascinación que sintieron por ella actores de relieve del momento. Quien consiguió que una película de bajo presupuesto la lanzara al estrellato en España (El último Cuplé) y que fuera adorada por multitud de fans incondicionales.

Una político, Margaret Tatcher. Inglesa. La primera y única mujer Premier británica. La llamada “Dama de Hierro” de profundas convicciones liberales y euroescéptica militante, dirigió el RU sin apartar la vista de sus profundas convicciones. No le tembló la mano en tomar decisiones muy contestadas.

Ninguna de las dos va a pasar desapercibida por la Historia, y ambas, por azar, han fallecido hoy, un lunes 8 de abril del año 2013.

Sin duda, la valentía de ambas y su capacidad de defender sus convicciones y su forma de ser, nos ha regalado con ejemplos de mujeres que han sido trascendentales en la reciente Historia Contemporánea.

Sirvan estas humildes líneas, escritas con todo mi respeto, para resaltar su condición de mujeres fuertes, con las que a pesar de que seguramente hubiera discrepado en mis convicciones y mi forma de entender la vida, no por ello dejo de reconocerles que han formado parte de la Historia del siglo XX.

Que ambas DD.E.P. 

martes, 2 de abril de 2013

Sigue habiendo demagogos y líderes de pandereta.


“Los exabruptos condicionales del saber onírico, son melísimas de las coyunturas anímicas, de tal modo, que el ejercicio de un albedrío ecuánime, jamás ejercerá privilegios circunstanciales..." 


Este texto, pertenece al “demagogo” de una obra de teatro de los años 70 del siglo pasado.

Cada vez que el personaje “largaba” cuatro o cinco frases ininteligibles, mas le aupaban, mas le aplaudían, mas le alentaban… “es un gran líder” (decían).

Hoy las cosas no han cambiado demasiado, si acaso la época y poca cosa mas.

Sigue habiendo demagogos y lideres de conveniencia, cuyo único cometido es tener entretenida a la gente. Esta claro que ya no pone nervioso a nadie que alguien, por tal de salir elegido, se base en dos bravatas, tres mensajes a medias, dos o tres titulares de descrédito al oponente y poca cosa mas. Porque de  soltar ideas solventes nada de nada.

Y si se ha de hacer cualquier cosa que no coincida con lo que prometimos, qué mas da, los apoyos incondicionales nos sostendrán. Da igual lo que digamos o lo que hagamos, nada nos compromete.

Y si la Carta Magna nos permite actuar impunemente, se trata de no cambiar ni una coma.

Es muy triste para alguien que es todavía un idealista, que defiende la democracia y apoya las causas justas, encontrarse en la encrucijada de poner en duda sus propias convicciones.

Sigo creyendo en el ser humano, a pesar de todos sus ruidosos errores, sus múltiples miserias y su consciente inconsciencia.

Pero a pesar de todo lo que me gustaría creer, sigue y seguirán existiendo múltiples formas de demagogia y de líderes de pandereta, mientras habrá otros que por mucho que lo intenten, no les escuchará nadie.

Y está claro que todos perdemos.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Los indicadores dicen que tenemos crisis para rato.


La poca vergüenza de algunos bancos ya llega a unos límites indecentes, cuando se atreven a anunciar sus bondades en un spot publicitario, en el que cuentan que van a dar crédito, que invitan a que sueñen con un coche nuevo, que aspiren a una nueva vivienda, que se atrevan con nuevos caprichos,… y que no duden que son un banco estupendo y saneado con fondos públicos, por lo tanto disponen de una solvencia incuestionable, porque nuestro gobierno no permitirá su bancarrota.

Mientras, en la calle una ingente cantidad de personas vulnerables, que ya habían depositado su confianza en ellos y en la gestión de sus ahorros, se han visto condenados a la miseria con la compra de productos financieros engañosos y denominados de forma morbosa “preferentes”, que nunca podrán recuperar.

¿¡Cómo caramba se atreven!?

Es exactamente lo mismo que nuestro Gobierno, instalado en el “orgullo nacional” se cree sus propias consignas aunque la realidad les dé indicadores que “gritan” unos resultados distintos y por tanto unas consecuencias peores.

Vamos mal.

En España nunca se ha entendido de qué va esto de la Unión Europea. Mientras tres o cuatro países de Europa han “regalado mucho dinero” durante años, a muchos países del sur del continente para que se pusieran al día en infraestructuras y condiciones sociales que permitieran acercar las condiciones de los europeos del norte con los europeos del sur, en países como el nuestro hemos seguido creyéndonos que convertir un AVE en un tren de cercanías era lo que tocaba. O construir aeropuertos donde no hacen falta, o invertir en piscinas olímpicas y auditorios en pueblos de 2.000 habitantes, o generar el falso espejismo de creación de empleo insuflando funcionarios en el Sistema, en lugar de incentivar la iniciativa privada.

Claro. Ahora que los que ponían el dinero se han cansado y han dejado que caiga todo, en los países que se han acostumbrado a que entrara el dinero y gastarlo sin contemplaciones, todo se está yendo a ese abismo al que no le vemos el fondo.

Los países “ponedores”, saben que se les hunde el invento del “euro” si mantienen el en “Sistema” a países tóxicos. Y si quieren mantener esos países que hace muchos años hacen mal sus deberes (no ha importado el color del partido), les dicen que les van a dejar dinero, pero que lo tienen que devolver y que no se fían de su palabra. Solo se fían de sus recetas para convertir un país insolvente en uno de solvente... (perdonen ustedes que me aparezca cierto “rictus” de incredulidad en mi cara). Y ahí estamos.

España sigue diciendo que no necesita dinero porque así no estará en manos de sus recetas financieras, pero los “ponedores” no van a permitir que la toxicidad de un país en bancarrota les acabe hundiendo el Sistema Euro.

Mientras, nuestro Gobierno tiene en marcha el ventilador para esparcir las culpas por todas partes, en cuanto desde Madrid siguen provocando un agujero inmenso (3/4 partes del total, para ser mas precisos) en el que lejos de ser conscientes de que necesitan la ayuda de todos, siguen actuando de forma jacobina y soberbia, con todos los territorios que no piensan como ellos.

Como no lo entiendan, vamos directos a algo que no va a acabar bien.

martes, 5 de marzo de 2013

El miedo al ejercicio democrático


Nunca nos podremos ni tan solo plantear que vamos a hacer algo mas de lo que en realidad podemos. Nuestros límites existen, pero debemos ser rigurosos con el análisis de lo que somos capaces de hacer.

Esto me recuerda la historia del domador de pulgas. Realmente consistía en dejarlas saltar hasta donde pudieran. El siguiente paso consistía en ponerles un obstáculo en la altura, y que se dieran un trompazo. Cuando en dos o tres intentonas, su salto provocaba un nuevo golpe, dejaban de saltar mas arriba y sólo lo hacían hasta el obstáculo. 

En realidad el domador tan solo les ponía límites. No alentaba el salto.

Estamos inmersos en una sociedad que nos pone límites, que gestiona legalidades en función de sus verdades indiscutibles y que impide desarrollar las capacidades de la gente.

Es triste darse cuenta de este asunto, a base de golpearte insistentemente contra el límite que impone el “domador” o el “garante” de legalidades discutibles, si se plantean en este momento del tiempo y no si se entienden como aquellas verdades que se forjaron en virtud de un acuerdo territorial, una guerra perdida/ganada o unos “derechos” dudosos.

En realidad se trata de la subyugación de las voluntades de la mayoría de los ciudadanos, para que según quien, siga teniendo unos “derechos” que ya nadie comprende ni reconoce.

Ha llegado el momento de poner la situación en manos de la democracia. De la voluntad de la mayoría. Y eso no quiere decir en favor de nadie que quiera imponer nada, sino de la capacidad que tengan unos y otros de convencer y no de imponer un criterio. Y que se sometan al resultado.

En uno de los lados de la mesa, hay quien niega, maltrata y subyuga, en lugar de demostrar que la situación es mejor con sus condiciones, que los ciudadanos están mas arropados con ellos, o que  son respetuosos con la voluntad de la mayoría.

Es hora de que se pongan a prueba los mecanismos democráticos, y estos no consisten en encontrar excusas para que la gente no los practique, sino en facilitar su ejercicio.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Todos pringados en el pastizal


Pues si. Esta vez parece ser que todos han decidido sacarse los ojos y por tanto, aquellos informes y contrainformes con los que presumiblemente amenazaban a su contrincante con desvelar, están saliendo a la luz a lo “bestia”.

Y en estos momentos, cuando la clase política, las Instituciones y demás gente que vemos a diario en las noticias esgrimiendo “sus razones” para gobernar como gobiernan, parece ser que escudándose en éstas había mucho mas. Desde temores de que aireen según que trapitos, a escoger qué dosier van a lanzarle a la cabeza al contrincante.

Esto es ya una guerra abierta, en la que cada uno de ellos conocen su propio objetivo. Y la verdad es que me temo que son auténticas nubes de polvo para que no veamos qué caramba está sucediendo.

Y en este punto ya he dejado de creer en las razones que argumenten cada uno de los protagonistas de todos estos affairs lanzados a los medios de comunicación, dosificados en los momentos temporales que mas les convienen.

La gente está harta.

Los ciudadanos ya no nos creemos a nadie, hasta que sean capaces de sentarse alrededor de una mesa TODOS, pero TODOS, y con luz, taquígrafos, micrófonos a la vista, papel y boligrafo, se comprometan a no seguir por este camino y a apartar de él a aquellos que han hecho de estas prácticas algo asquerosamente normal.

Nunca he creído que la democracia sea perfecta, pero tampoco he creído en otra forma de administrar socialmente un colectivo. Y me da lo mismo si se trata de una ONG, de un club deportivo, de una ciudad, de un país o de un continente. Nadie amparado en una especie de creencia ciega en que sin preguntar y solo con su intuición, está representando a la mayoría, un personaje asi, NO debería tener el aval ciudadano para nada de nada. Qué miedo tenemos a preguntar?. Qué tememos? Un resultado adverso a nuestra opinión?... y qué?!

O creemos en la democracia o no creemos en ella. La democracia no ha de tener límites, no se les puede poner puertas al campo y nadie tiene derechos por encima de la voluntad de la mayoría.

domingo, 10 de febrero de 2013

Alucinante: 1 sujetador talla 105 copa E a 1,90€


Es que si lo piensas un momento: no es posible. O se han equivocado o es una prenda mal hecha.

Normalmente los tejidos y los elementos para construir una prenda de ropa, pueden ser muy (pero que muy) baratos. Pero todo aquello que se necesita para diseñar, hacer el desarrollo de patrones, preparar, coser, envasar, distribuir y que llegue a las manos de la consumidora, aunque sea económico, también vale dinero. Y además la mano de obra. No tan solo quien cose, sino quien diseña, quien corta, quien lleva el camión, el contenedor, el combustible, los vendedores, los gastos generales del equipo, situarlo en la estantería,… incluso la etiqueta, la tinta de marcar el precio,…

¿Por qué el precio es de 1,90€? ¿Cómo es posible?.

No voy a caer en el recurso fácil de pensar (como es lógico por otra parte), que aquellos que pueden hacerlo pagan menos impuestos, que lo han comprado a peso, que quien lo ha construido lo ha hecho en condiciones de esclavitud, que todo lo trabajan en B, y un sinfín de justificaciones (lógicas, insisto), que para mi, siguen sin justificar que una pieza como esta pueda acabar en una estantería con un precio de venta al público de 1,90€

Total, ya vale de quejarnos. Tal vez será mejor que la Administración se ponga las pilas, y que mas que castigar a aquellos que lo hacen todo legalmente, procuren quitar peso a los impuestos y empiecen a premiar a quien lo hace bien y a castigar a quien lo hace mal.

Todos aquellos/as que tienen un pequeño negocio de confección o que trabajan desde casa, la Administración los penaliza hasta ahogarlos en impuestos y cargas económicas que les impide realizar su trabajo a precios competitivos y por lo tanto acaban cayendo en lo que les exige “el mercado” tal y como ahora se entiende que se ha de hacer: trabajar con el riesgo de estar fuera de la Ley para obtener unos  ingresos ridículos.

Mensaje a la Administración: están conduciendo el país hacia una forma de entender la forma de comprar y de vender, que no tiene futuro. Están castigando a quien tiene ganas de salir adelante y premiando los sujetadores a 1,90€

¡Hagan algo ya!