miércoles, 11 de abril de 2012

Soy catalán. ¿Algún problema?

No hay nada mas infame, que destruír los significados de las cosas, pervirtiendo mensajes, conceptos e ideologías.

Si. Yo soy nacionalista. Y nacionalismo no es otra cosa que creer en la identidad de un colectivo, que por sus costumbres, forma de ser y organizarse, por su lengua y su cultura y sobre todo, por la manera de concebir sus relaciones con los demás, se entienden corporativos y se identifican como tales.

Cualquier otra manera de entenderlo, sobre todo cuando se adjetivan (separatistas, racistas, anti-no-se-qué,…), ya se intenta demonizar que te sientas parte de algo. Sobre todo, aquellos/as que se dedican a dar a entender que un colectivo no tiene derechos y que el suyo los tiene todos porque son mas grandes y ganaron una guerra, entonces ya empezamos a incomodar y a intentar mostrar una realidad engañosa sobre un territorio, para pervertir  la convivencia, y hacer irrespirables las relaciones entre un colectivo y el otro.


Y hay cosas que se han convertido en normales, porque lo son. Nadie las ha impuesto, sino que han dejado de ser perseguidas como anómalas. La lengua, la cultura, las instituciones, los símbolos,...)

Pues si, yo soy nacionalista. Pero uno de estos nacionalistas en los que mi padre era aragonés, mi madre catalana y me hacen sentir vergüenza ajena cuando escucho estupideces de algún político de las derechonas mas rancias de España, que es cuando no me siento para nada identificado con su idea de país.

Y vamos a distinguir entre ser de derechas y ser de la derechona. También caben las realidades de lo que significa ser de derechas en un país comunista o en un país capitalista. Ya saben que con la palabreja “derecha” se definen los conservadores, y de haberlos los hay comunistas y capitalistas. En China la derecha serían los comunistas y en España no (para poner un ejemplo).

El partido que actualmente gobierna en la mayoría de “los gobiernos” autonómicos y en España, tiene el gran problema de haber aglutinado excesivas sensibilidades de derechas y de derechonas intolerantes. Incluso a los de derechas que les cuesta admitir que lo son, dicen ser liberales, apropiándose de un concepto que no les define, y cuando en realidad están mezclados con “neocons” que les encanta el “tea party” norteamericano.

No hablemos de los partidos llamados de izquierdas, que hasta ahora se han dedicado a plantear escenarios utópicos sobre convertirse en generadores de trabajo administrado por “papá Estado” y otras sandeces, pensando que con actuaciones que apoyen al bienestar de las personas con recursos públicos era suficiente para levantar el ánimo y maquillar una situación insostenible. No han pensado en que la gran aspiración de la gente es sentirse de clase media con recursos ilimitados, y a eso han jugado los bancos con la connivencia financiera internacional y además inventándose aquello de la capacidad de endeudarse. Que para un particular era lícito en tanto y en cuanto para la administración pública lo era a lo bestia.

Si, soy nacionalista, y creo que la locura de confundir globalización con universalización, nos ha llevado a una senda compleja, sobre la que no hay una solución clara. Nos ha llevado a un momento en que lo que opinen nuestros representantes públicos y nuestros países importa poco, porque los que realmente manipulan los vaivenes financieros son quienes han convertido todo esto en un juego para ganar dinero, importándoles un pito todo lo demás.

Y no ha ayudado nada lo del “destino en lo universal” y lo de creernos que sólo existen los caminos que nos muestran quienes gritan mas o quienes tienen la posibilidad de que les escuchen porque ostentan un cargo institucional.

Pues no. La cosa está muy mal, y si siguen considerando a los nacionalistas y al autogobierno como los culpables de todo esto, que repasen las hemerotecas y que observen que las cosas no son como intentan transmitir con reinterpretaciones que parecen una burla, sino que su intención es mas la de volver a subyugar y a pisar los derechos nacionales de personas que no creemos en la España única, donde no tenemos ninguna voz, ni la hemos tenido nunca. Donde están convencidos que las reivindicaciones de Catalunya han sido una anécdota y una forma de creernos algo que no vamos a tener nunca.

Y acabo recordando de nuevo dónde estoy en todo este panorama: soy liberal, socialdemócrata y humanista a partes iguales.

Y soy nacionalista. Por cierto, y además me gusta tener opinión... ¿algún problema?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario