viernes, 16 de marzo de 2012

Armarse de razones para continuar


El mundo está muy revuelto. Nuestro país se debate entre sus ruinas financieras, para encontrar salidas con los remedios de siempre. En nuestro territorio inmediato, en la ciudad, se notan los estragos que ha causado una administración alegre y despreocupada durante años que no les importaba cómo se pagaría lo que estaban haciendo. En la mayoría de familias, hemos sido vencidos por la cultura consumista en la que lo mas fácil era encontrar dinero para pagar. Cada uno de nosotros nos hemos creído que nuestras habilidades profesionales siempre interesarían y que el mercado de trabajo iba sobrado de ofertas.

Teatros magníficos, polideportivos extraordinarios, aeropuertos, lineas de ferrocarril de alta velocidad, autovías y otros desmanes construídos con dinero público donde estos equipamientos no hacían falta, y que ahora son un verdadero ejemplo de los derroches de algunos visionarios que lo que mas les importaba era lucirse y en muchos casos asegurarse unos ingresos extra, y que ahora no nos queda otra que pagarlo los demás.

Los ciudadanos, hemos sido en muchos casos la viva imagen de este despropósito. Con nuestros recursos económicos hemos vivido en falso, hasta el punto que nos hemos creído que con lo que ganábamos cada mes podíamos pagar lo que nos prestaba el banco, por indecente que fuera la cifra. Comprar un piso, era además amueblarlo y comprar un coche. Las cuotas irreverentes nos obligaban a comprometernos a devolver cifras que implicaban mas de un sueldo por familia y durante muchos años, si pretendíamos vivir y comer, sin distraernos con algunos lujos.

Bien, todo lo que he dicho hasta ahora son obviedades, y no por ello son cuestiones para pasar sobre ellas de puntillas sin hacer mucho ruido. Seguro que pisamos algún callo, o encendemos algún arbusto sin querer (o no).

Y visto lo visto, ¿cómo nos armamos de razones para continuar?,… difícil, de verdad difícil.

Hay varias cuestiones a tener en cuenta. Ahora ya no es posible plantearse las cosas como se ha hecho hasta ahora. Una familia endeudada, sigue endeudándose. Tan solo con lo que ya debe, es suficiente para que le crezca constantemente la deuda, sobre todo, si tiene dificultades para pagar al día.

Está claro que debe plantearse si ha de bajar un par de peldaños la escalera por la que ha subido hasta ahora, hasta saber que puede atender lo que debe pagar de forma periódica. Las cosas, con este panorama y a corto plazo, no van a mejorar. Deberemos desprendernos de cosas.

Encontrar un trabajo bien remunerado, también va a ser difícil. Teniendo en cuenta que debemos replantear qué es un trabajo bien remunerado. Lo que hasta ahora se denominaba como el pobre  “mileurista” es un trabajo con una remuneración normal. Ahora, los trabajos se remuneran menos. Por debajo de 1.000 euros al mes, o 7 euros la hora es lo mas habitual.

Los trabajos ya no son para siempre, y para mejorar el estatus profesional, no queda mas remedio que evolucionar en el mercado del trabajo. Mas formación, mas experiencia, mas habilidades y especializarse al máximo (o no), es la manera de hacer camino.

Se han acabado los endeudamientos de mas de 500 euros al mes por familia, para tener un piso mejor, o un coche de mas lujo, o electrodomésticos mas evolucionados. Se acabaron según que formas de ocupar el ocio, buscando financiación. Se acabó comprar según que cosas nuevas, que tan solo con una reparación de las que ya tenemos seguirán funcionando. Al menos de momento.  

Y también se acabaron los derechos laborales que se han ganado poniendo contra las cuerdas a quienes generan trabajo, porque ya no tienen con qué pagarlo, si no es con cualquier chanchullo amparado detrás de siglas como ERO, FOGASA, CdA, o lo que sea. Los sindicatos, deberán actualizarse y reinventarse. Lo de la lucha de clases ya se acabó, porque todos somos de clase media, o como mínimo es donde nos gusta estar, y la mayoría (la muy gran mayoría) de empresas y de emprendedores, son pequeños (de tamaño) locos, dispuestos a emprender sin demasiados recursos.

Lo que deberá replantearse es cómo evolucionará todo esto, porque la realidad es que está casi todo inventado. Las empresas si ganan dinero, tendrá que notarse en los bolsillos de aquellos que trabajan en ellas, y si pierde dinero, deberá encontrar formulas justas (de justicia, no de leyes interpretables), para que la empresa no caiga.

En cualquier caso, los que tenemos de 30 en adelante, no hemos dejado un buen panorama para los que nos siguen, y deberán reinventarlo todo. Pero tampoco debemos acomplejarnos, porque tenemos el deber de echarles una mano.

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