lunes, 30 de julio de 2012

El valor, el precio y la madre que los parió.



Es como escuchar u oír. Hace mucho tiempo que se intenta confundir su significado y hasta cierto punto nos lo hemos creído hasta que hemos descubierto, que la diferencia entre lo que hemos pagado y su precio real es la puñetera burbuja.

Claro que depende de quién lo interprete. Si es quien ha hecho negocio vendiendo mas caro que su precio real, porque ha convencido al comprador que su valor era mas alto, este diferencial se ha convertido en ganancias.

Lo malo, es que cuando la rueda se pone en marcha, aquel que vende y recoge dinero, intenta hacerlo de nuevo comprando por encima del precio real, para volverlo a vender con un diferencial mayor.

Si a esto le sumamos el crédito injustificadamente fácil, que incentivaba estas transacciones, estamos haciendo un globo tan grande, que cuando ha explotado, nos ha salpicado a todos. A los que comprábamos, a los que vendíamos, a los que dejaban el dinero sin pensarlo,… la cuestión era darle inercia a la rueda, hasta que ha dejado de moverse.

Y ahora qué.

Ahora nadie es culpable, y nos ha quedado una cara de despilfarradores convulsivos, por acabarnos creyendo que todo el monte era orégano.

Ahora toca arreglarlo. Lo malo es que quienes dictan las reglas del juego son quienes nos reprochan con cierta sonrisita debajo de la nariz, que en este país se haya trabajado al día, sin pensar en épocas de vacas flacas. Y lo peor es que tienen razón.

Y para resolverlo ¿cómo lo vamos a hacer?. Primero castigan al país con remedios que nos pueden hacer retroceder el reloj de nuestro falso bienestar varias décadas, para hacernos ver que no estamos donde creemos que estamos.

Me da miedo lo que viene a continuación, el "después ya veremos".

9 comentarios:

  1. Desde Argentina, cuna de las desgracias, y Hogar del "despues ya veremos". Saludos Francesc!

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  2. somos mas parientes de lo que parece. Salu2 Juan Manuel.

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  3. "Quizá ha llegado la hora de aceptar que nuestra crisis es más que económica, va más allá de estos o aquellos políticos, de la codicia de los banqueros o la prima de riesgo y asumir que nuestros problemas no se terminarán cambiando a un partido por otro, con otra batería de medidas urgentes o una huelga general.

    Ha llegado la hora de reconocer que el principal problema de España no es Grecia, el euro o la señora Merkel, y admitir, para tratar de corregirlo, que nos hemos convertido en un país mediocre.

    Ningún país alcanza semejante condición de la noche a la mañana, o en tres o cuatro años, sino que es el resultado de una cadena que comienza en la escuela y termina en la clase dirigente.

    Hemos creado una cultura en la que los mediocres son los alumnos más populares en el colegio, los primeros en ser ascendidos en la oficina, los que más se hacen escuchar en los medios de comunicación y a los únicos que votamos en las elecciones, sin importar lo que hagan, porque son de los nuestros.

    Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad que hemos terminado por aceptarla como el estado natural de las cosas. Sus excepciones, casi siempre reducidas al deporte, nos sirven para negar la evidencia.

    Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra, principalmente, basura. Mediocre es un país que en toda la democracia no ha dado un presidente que hablara inglés o tuviese uno mínimos conocimientos sobre política internacional.

    Mediocre es un país - el único del mundo - que, en su sectarismo rancio, ha conseguido dividir incluso a las asociaciones de víctimas del terrorismo.

    Mediocre es un país que ha reformado su sistema educativo trece veces en tres décadas, hasta situar a sus estudiantes a la cola del mundo desarrollado.

    Mediocre es un país que no tiene una sola universidad entre las 150 mejores del mundo y fuerza a sus mejores investigadores a exiliarse para sobrevivir.

    Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro que, sin embargo, encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles de un país vecino bromean sobre sus deportistas.

    Mediocre es un país donde la brillantez del otro provoca recelo, la creatividad es marginada - cuando no robada impunemente - y la independencia sancionada. Un país que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que se insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres para disimular su propia mediocridad y por estudiantes que ridiculizan al compañero que se esfuerza.

    Mediocre es un país que ha permitido, fomentado, celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad.

    Y yo, añadiría más. Sólo un poco más:
    Un país se convierte en mediocre cuando los que leen son "unos raros". Se convierte un país en mediocre cuando permite que adolescentes dejen sus estudios para ir a la obra y a los que no van se les considera unos pardillos que no saben de que va la vida.
    Nos empobrecemos y nos mediocrizamos cuando llega el momento en que si no eres uno de esos que "hacen pases" inmobiliarios es que eres idiota. No dándose cuenta que cada euro que se ganaba en cada pase eran mil los que alejaba a sus hijos de una vivienda digna.
    Cuando acabas permitiendo que lo cambien todo para que todo siga igual, es decir, que manden los del statu quo siempre.
    Tenemos lo que nos merecemos porque a nadie se le ha ocurrido esforzarse y arriesgarse para construir otro futuro. Y porque al que lo ha intentado se le ha corrido a gorrazos o se le ha tildado de iluminado.
    Porque el resultadismo nos ha gobernado en todos los ámbitos en vez de la calidad: el hacer las cosas bien. Porque se ha confundido tener éxito con tener dinero.
    ...
    ...

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  4. Me he quedado sin nada que decir, cambiar esto costara mucho tiempo y quizás mal me sabe decirlo una crisis todavía mucho mas profunda, para Juan Manuel de Argentina que ya somos mas hermanos que nunca hace años me dijeron que acabaremos como Argentina yo lo negué rotundamente en España no puede pasar lo mismo pero ahora ya no se que pensar, pero sigo siendo positivo y se que salidas las hay, Francesc a pesar de los pesares lo conseguiremos esto seguro.

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  5. A nivel individual, seguro. Como pais, o cambian las cosas o la cosa está muy chunga.

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  6. Bravo Francesc y chapeau david por saber ponerlo negro sobre blanco , esto es la concecuencia de muchos años de abandono y dormirse sobre los laureles . Tendremos que trabajar fuerte para ayudar a salir de esta pero algunos formamos equipos fuertes y miramos hacia adelante pero todo con trabajo y esfuerzo.

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  7. Por fin un signo de inteligencia y sentido común, por fin un poco de indignación ante tanta indignidad. De verdad que hace muuuucho tiempo que no escucho un discurso político, me refiero a los que hacen las personas con dos dedos de frente que saben y pueden explicar una realidad que casi se nos está comiendo por los pies.
    VERDADES COMO LOSAS, por fin una luz entre tanto ruido de portazos, gritos e insultos, de esta que ya vengo llamando "Nuestra República Bananera", que es el máximo de dignidad que se le puede otorgar a cualquier "pais" "poblado" o "comunidad de seres" que se comunican así, se forman y forman a sus hijos así, hacen de ello un espectáculo de 5 horas por la mañana, 3 o 4 por la tarde y especiales en fin de semana, y eligen a sus políticos según el baremo de quien insulta mejor, y quien saca el trapo más sucio... ¿Mediocres?, estamos a unos cuantos cursos de llegar a Mediocres.
    Dejaré a la opinión del que lea esto, que palabra definiría semejante país, pero hay solo unas poquitas, y a cual de ellas me da más vergüenza..

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