martes, 9 de abril de 2013

La crisis de las "buenas maneras"


Estamos en una sociedad de normas. Normas, guiones, disciplinas,… que ayudan a ordenar las acciones cotidianas.


Algunas normas son buenas. Organizan la convivencia con el fin de que todos tengamos las mismas percepciones sobre lo que se puede hacer y lo que no y que gozan de un consenso generalizado.

Otras son impuestas, con el fin de que todos tengamos el mismo tipo de obligaciones. Por ejemplo, aquellas que son económicas y que nos obligan a cumplir, para que se pueda mantener cierto estado de bienestar.

Hay otro tipo de normas, que se legislan cuando se cree que se está contribuyendo al bien común y que en general se trata de decisiones de ciertos “iluminados” que se creen estar en posesión de las certezas y que acaban provocando que haya mas de uno que se las “salte” y consiga una cuota de poder usando cualquier método, que por lo tanto les convierte en corruptos poderosos. Como no les ampara la Ley, para que nadie les estorbe, acostumbran a tener malos modos y pésimas maneras.

Como ejemplo, las buenas intenciones con las que nació la Ley Seca en US, cuyas consecuencias sufrieron los norteamericanos y que acabó siendo el refugio y el poderío de las mafias organizadas y que atrajo la violencia como manera de defender sus intereses.

Lo que ya es especialmente triste, es que se legisle y se legislen leyes con disfraz de cosas convenientes y que en realidad persiguen otras cuestiones, o defienden intereses ocultos (o no). Basta darle un vistazo a la propuesta de la Ley Hipotecaria que está preparando el Gobierno.

El malogrado José Luis Sanpedro señalaba en una entrevista, que "estamos en una sociedad con desequilibrios dominada por el miedo. Tanto de unos como de otros. Miedo porque la gente se está quedando sin nada y está ocurriendo sin contemplaciones ni respeto a las personas. Y miedo por parte de quien ostenta el poder porque teme perder sus privilegios".

En cualquiera de los casos, se han perdido las “maneras”. Han desaparecido aquellas costumbres no escritas, transmitidas con sentido común, que nuestros mayores estudiaron en su día y que denominaban “urbanidad”… ceder el asiento, circular a pie por el lado izquierdo del camino, saludar,…

Las “buenas maneras” han caído en una profunda decadencia, porque miremos donde miremos, aquellos que gritan mas, que actúan sin contemplaciones, o que parece que les ampare la razón (aunque no sea así), son aquellos que levantan la voz, que salen en los mmcc o que ostentan el poder de convertirnos en desgraciados tan solo con su mirada. Todos los demás, parece que estamos sometidos a sus actuaciones que al final son fruto de sus propios temores.

Soy de los que creo firmemente, que debemos recuperar ciertas normas sobre las que no hace falta legislar, y que son aquellas que nos podrían devolver al camino de las buenas costumbres y devolverían al sentido común una manera mas humana y elegante de entendernos.

2 comentarios:

  1. Si todo va bien, al nacer, nosotros, nuestros hijos,la gran mayoría contamos con 5 sentidos y corresponde a los padres ayudar a desarrollar otros dos sentidos no menos importantes: el sentido común y el sentido del humor.Parece que junto con el del ridículo (que en el pasado tal vez fuera excesivo)estas enseñanzas se van quedando obsoletas junto con la palabra norma,que a muchos parece que son alérgicos, y el concepto de elegancia y buenas costumbres ha cambiado tanto que ya ni se reconocen entre ellos. Me ha encantado, como siempre.Un beso

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