domingo, 21 de abril de 2013

Quien puede resolver las cosas, es quien tiene menos ganas de hacerlo.


Hace días que estoy imaginando en un supuesto cuadro de abscisas y ordenadas, cómo situaría la voluntad y las creencias. 

Al final he entendido que la mejor forma de ordenarlo, sería situar en el eje de ordenadas (el vertical), lo que sería la voluntad y en el eje de abscisas (horizontal) las creencias.


En este cuadro cartesiano, para ir de menor a mayor, situaría en uno el “no me importa nada” y en el otro “no me afecta lo que hagan los demás”. Iría subiendo de intensidad y me encontraría con la tolerancia y mas allá con la intolerancia. Y en la otra el diálogo y la intransigencia.

Y claro, cuando he tenido construido el cuadro, me ha parecido una absoluta estupidez. Porque va a depender de muchas cosas, que las personas que somo objeto de estudio, estemos variando nuestra postura constantemente, pero que cada vez mas nos situemos en algún lugar de la tabla.

Nadie es igual ni ve las cosas del mismo modo. Y no es bueno ni dejar que pasen las cosas ni situarse en la intolerancia ni en la intransigencia.

Nelson Mandela decía con mucho acierto, que cuando se firma la paz, normalmente lo haces con tu enemigo, y eso quiere decir que todo el mundo cede hasta alcanzar el punto que se alcanza lo mas justo para la mayoría.

Y no vale la pena ni intentar aclarar mediante diagramas ni cuadros cartesianos cual es una situación en la que por un lado se han enrocado aquellos que quieren que las cosas se queden como están y por otro aquellos que quieren avanzar de forma significativa hacia un nuevo status quo.

Y mientras, la gran mayoría de personas, nos movemos por todo el cuadro con mucha incomodidad.

Como reflexión, está claro que la intransigencia y la intolerancia, van a conseguir que los caminos del entendimiento cada vez sean mas difíciles.

Aquellos que mantienen su postura de no mover las cosas de cómo están, en realidad son aquellos que temen perder algo. Se les tendría que preguntar si han hecho algo para que los que piensan distinto a ellos estén cómodos con esta postura.

Seguramente su absurda seguridad en que tienen razón en algo, provoca que aquellos que piensan distinto radicalicen sus posturas.

Las “razones absolutas” y los derechos adquiridos, pierden fuerza cuando se usan mal. Y hace mucho tiempo que quien maneja las Leyes a su antojo está haciendo las cosas pésimamente.

Querer salir de lo que le subyuga conduce a querer un nuevo escenario y una nueva manera de ver las cosas.

Y queda claro que hay dos formas de salir de este embrollo: con la confrontación o con el diálogo.

La confrontación siempre tiende a que alguien de los dos, pierda. El diálogo siempre conduce a un escenario mejor.

Cuanto mas se esfuerce quien domina las Leyes, en demostrar que no permitirá ni una sola modificación, mas se anhelará un nuevo status quo.

De la manera que están sucediendo las cosas, y lo mal que están haciendo los deberes aquellos que deberían resolverlos con sabiduría, me temo que están convirtiendo en irremediable que las personas que se sienten maltratadas por su falta de destreza, queramos un cambio. Y que lo queramos con urgencia.

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