Si.
Yo soy nacionalista. Y nacionalismo no es otra cosa que creer en la identidad
de un colectivo, que por sus costumbres, forma de ser y organizarse, por su
lengua y su cultura y sobre todo, por la manera de concebir sus relaciones con
los demás, se entienden corporativos y se identifican como tales.
Cualquier
otra manera de entenderlo, sobre todo cuando se adjetivan (separatistas,
racistas, anti-no-se-qué,…), ya se intenta demonizar que te sientas parte de
algo. Sobre todo, aquellos/as que se dedican a dar a entender que un colectivo
no tiene derechos y que el suyo los tiene todos porque son mas grandes y
ganaron una guerra, entonces ya empezamos a incomodar y a intentar mostrar una realidad
engañosa sobre un territorio, para pervertir
la convivencia, y hacer irrespirables las relaciones entre un colectivo
y el otro.
Y hay cosas que se han convertido en normales, porque lo son. Nadie las ha impuesto, sino que han dejado de ser perseguidas como anómalas. La lengua, la cultura, las instituciones, los símbolos,...)
Y hay cosas que se han convertido en normales, porque lo son. Nadie las ha impuesto, sino que han dejado de ser perseguidas como anómalas. La lengua, la cultura, las instituciones, los símbolos,...)
Pues
si, yo soy nacionalista. Pero uno de estos nacionalistas en los que mi padre
era aragonés, mi madre catalana y me hacen sentir vergüenza ajena cuando
escucho estupideces de algún político de las derechonas mas rancias de España,
que es cuando no me siento para nada identificado con su idea de país.
Y
vamos a distinguir entre ser de derechas y ser de la derechona. También caben
las realidades de lo que significa ser de derechas en un país comunista o en un
país capitalista. Ya saben que con la palabreja “derecha” se definen los
conservadores, y de haberlos los hay comunistas y capitalistas. En China la
derecha serían los comunistas y en España no (para poner un ejemplo).
El
partido que actualmente gobierna en la mayoría de “los gobiernos” autonómicos y
en España, tiene el gran problema de haber aglutinado excesivas sensibilidades
de derechas y de derechonas intolerantes. Incluso a los de derechas que les
cuesta admitir que lo son, dicen ser liberales, apropiándose de un concepto que no les define, y cuando en realidad están mezclados con
“neocons” que les encanta el “tea party” norteamericano.
No
hablemos de los partidos llamados de izquierdas, que hasta ahora se han
dedicado a plantear escenarios utópicos sobre convertirse en generadores de trabajo administrado por “papá
Estado” y otras sandeces, pensando que con actuaciones que apoyen al bienestar
de las personas con recursos públicos era suficiente para levantar el ánimo y
maquillar una situación insostenible. No han pensado en que la gran aspiración
de la gente es sentirse de clase media con
recursos ilimitados, y a eso han jugado los bancos con la connivencia financiera
internacional y además inventándose aquello de la capacidad de endeudarse. Que para
un particular era lícito en tanto y en cuanto para la administración pública lo
era a lo bestia.
Si,
soy nacionalista, y creo que la locura de confundir globalización con
universalización, nos ha llevado a una senda compleja, sobre la que no hay una
solución clara. Nos ha llevado a un momento en que lo que opinen nuestros representantes
públicos y nuestros países importa poco, porque los que realmente manipulan los
vaivenes financieros son quienes han convertido todo esto en un juego para
ganar dinero, importándoles un pito todo lo demás.
Y
no ha ayudado nada lo del “destino en lo universal” y lo de creernos que sólo
existen los caminos que nos muestran quienes gritan mas o quienes tienen la
posibilidad de que les escuchen porque ostentan un cargo institucional.
Pues
no. La cosa está muy mal, y si siguen considerando a los nacionalistas y al
autogobierno como los culpables de todo esto, que repasen las hemerotecas y que
observen que las cosas no son como intentan transmitir con reinterpretaciones que parecen una burla, sino que su intención es mas la de volver a subyugar
y a pisar los derechos nacionales de personas que no creemos en la España única,
donde no tenemos ninguna voz, ni la hemos tenido nunca. Donde están convencidos
que las reivindicaciones de Catalunya han sido una anécdota y una forma de
creernos algo que no vamos a tener nunca.
Y
acabo recordando de nuevo dónde estoy en todo este panorama: soy liberal,
socialdemócrata y humanista a partes iguales.
Y
soy nacionalista. Por cierto, y además me gusta tener opinión... ¿algún problema?.
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