Lo
malo de vivir con la necesidad de estar informado, es que acabas estándolo.
Cubres
esa imperiosa necesidad devorando emisoras de radio, periódicos, noticieros de
TV, twitter, linkedin y cualquier cosa que ayude a rellenar cualquier hueco
susceptible de ser rellenado con una noticia mas.
Lo
que también es cierto, es que tiendes a contrastar y a rebuscar en los medios
gente con opinión, aunque no esté necesariamente de acuerdo contigo, para que
observando y cruzando puntos de vista acabes teniendo ideas propias en este mar
profundo de las opiniones.
Lo
que he observado es que lamentablemente ahora todos desconocen las reglas del
juego. Salvo raras excepciones, hablan alegremente de Prima de Riesgo, las
fluctuaciones del IBEX, de los intereses por la venta de Deuda del Estado,
Rescates,… y además sin demasiados conocimientos sobre lo que puede o no puede
hacer el FMI o cualquier organismo financiero, sin dejarse atrás las Agencias
de Calificación y toda la maraña ingente de estamentos e indicadores que se
dedican a acorralar, como si se tratara de ovejas enviadas a un redil. Por
mucho que intentemos esquivar el camino, ya está marcado.
Lo
malo de este asunto es que lo que interesa es que continuemos en el camino, sin
acabar de llegar a destino, porque sino, dejará de haber posibilidades de
especular como hasta ahora, con todo un país.
Aquí
es cuando me detengo, porque la verdad es que tampoco sé donde llegará mi
reflexión.
Como
cualquier hijo de vecino, se me ocurre pensar en cómo hemos llegado a este
punto. Aquí es donde se me abre un nuevo camino en el que deberíamos hacer un
ejercicio de introspección y analizar la gran pregunta ¿dónde hemos fallado?.
Y
donde hemos fallado, fundamentalmente, es en haber aceptado el Sistema, sin
hacer lo que se debería hacer con cualquier empresa: evolucionar y mejorar.
Hacer el ejercicio de “prueba y error” y ponerle remedio cuando tocaba.
Ahora,
personas que habían trabajado para Lehman Brothers, o Goldman Sachs, ocupan
sillones relevantes en las decisiones económicas de gobiernos como Grecia,
Italia y España, y dirigen los destinos de estos países muy tocados por el dedo
maldito de las Agencias de Calificación.
Mientras,
los ciudadanos que queremos estar informados, no nos queda mas remedio que
acudir a las opiniones de “entendidos” en cuestiones macroeconómicas, que se
dedican a opinar, pero que lo hacen desde cierto conocimiento de causa y
capacidad de análisis técnico (que no político).
Pero
la verdad es, que en lo que siempre ha funcionado, que es aquello de
acción-reacción, ahora tiene despistados a todos.
Las
reglas del juego han cambiado y aquellos que mueven las fichas, no conocen
estas reglas. Ya nada ocurre como está previsto.
Lo
terrible de todo ello, es que los ciudadanos empiezan a estar cansados de tanto
desprecio, retroceso e incapacidad por retomar las riendas de todo esto.
Esto
no hay quien lo arregle si no se reescriben las reglas del juego, y no se para
los pies a quien se las está inventando sobre la marcha, y que consigue no llevarnos
a ninguna parte y como dice el dicho “a río revuelto, ganancia de pescadores”.
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