A
estas alturas ya nadie duda que estamos en un proceso de “rompernos hacia
adentro” y que el ruido y las consecuencias de algo así, queda en el interior
de nuestro sistema político, financiero y de estructura del Estado.
Y
curiosamente, algunos países que llevan años haciendo bien su trabajo, y que
han visto como aquellos que se incorporaban a la UE se han dedicado a dilapidar
los fondos que prestaron los primeros, con la intención de acercar lo mas
posible las nuevas economías locales a las suyas, ahora tan solo les queda
protegerse de las consecuencias de una “explosión” del Sistema, procurando que
si estalla algo, que estalle hacia adentro y no hacia afuera.
Es
como si nos pusieran un arma en la mano, con la intención de que nuestra
conciencia nos obligara a un pseudosuicidio colectivo, el de todo un país.
Los
políticos se han de poner al día inmediatamente, y que cuando se miren al
espejo no se vean con “lechuguillas” (cuellos de lienzo como el de “El
Caballero de la Mano en el Pecho”). Están atrapados en los conceptos mas
jacobinos y anticuados de una época que ya pasó.
Si
hablan de gobernar España, y la entienden como un territorio desde donde crecer
y prosperar, que no se dediquen a ahogar los recursos que permiten que los
territorios crezcan y evolucionen, quitándoles el pie del gaznate y ayudando a
que mejore todo, y no a intentar volver a tiempos pasados y casposos.
Es
hora de ayudar a aquellos territorios que hacen sus deberes y hacer posible una
evolución en positivo, y no esconderse en actitudes y estrategias que rozan el
esperpento, como el de la centralización (que ya sabemos que no funciona) o el
de universalizar todo lo que se pueda a troche y a moche.
Y
ahora que hay excusas para todo, que nos vienen en forma de imposiciones y
fórmulas de desaceleración, como se tendrá que buscar culpables, los buscan en
casa, y ahí, ya estamos poniendo la mecha para que después con cualquier
chispa, se encienda e implosionemos irremediablemente.