lunes, 30 de julio de 2012

El valor, el precio y la madre que los parió.



Es como escuchar u oír. Hace mucho tiempo que se intenta confundir su significado y hasta cierto punto nos lo hemos creído hasta que hemos descubierto, que la diferencia entre lo que hemos pagado y su precio real es la puñetera burbuja.

Claro que depende de quién lo interprete. Si es quien ha hecho negocio vendiendo mas caro que su precio real, porque ha convencido al comprador que su valor era mas alto, este diferencial se ha convertido en ganancias.

Lo malo, es que cuando la rueda se pone en marcha, aquel que vende y recoge dinero, intenta hacerlo de nuevo comprando por encima del precio real, para volverlo a vender con un diferencial mayor.

Si a esto le sumamos el crédito injustificadamente fácil, que incentivaba estas transacciones, estamos haciendo un globo tan grande, que cuando ha explotado, nos ha salpicado a todos. A los que comprábamos, a los que vendíamos, a los que dejaban el dinero sin pensarlo,… la cuestión era darle inercia a la rueda, hasta que ha dejado de moverse.

Y ahora qué.

Ahora nadie es culpable, y nos ha quedado una cara de despilfarradores convulsivos, por acabarnos creyendo que todo el monte era orégano.

Ahora toca arreglarlo. Lo malo es que quienes dictan las reglas del juego son quienes nos reprochan con cierta sonrisita debajo de la nariz, que en este país se haya trabajado al día, sin pensar en épocas de vacas flacas. Y lo peor es que tienen razón.

Y para resolverlo ¿cómo lo vamos a hacer?. Primero castigan al país con remedios que nos pueden hacer retroceder el reloj de nuestro falso bienestar varias décadas, para hacernos ver que no estamos donde creemos que estamos.

Me da miedo lo que viene a continuación, el "después ya veremos".

lunes, 23 de julio de 2012

¿Cuáles son las reglas del juego?


Lo malo de vivir con la necesidad de estar informado, es que acabas estándolo.

Cubres esa imperiosa necesidad devorando emisoras de radio, periódicos, noticieros de TV, twitter, linkedin y cualquier cosa que ayude a rellenar cualquier hueco susceptible de ser rellenado con una noticia mas.

Lo que también es cierto, es que tiendes a contrastar y a rebuscar en los medios gente con opinión, aunque no esté necesariamente de acuerdo contigo, para que observando y cruzando puntos de vista acabes teniendo ideas propias en este mar profundo de las opiniones.

Lo que he observado es que lamentablemente ahora todos desconocen las reglas del juego. Salvo raras excepciones, hablan alegremente de Prima de Riesgo, las fluctuaciones del IBEX, de los intereses por la venta de Deuda del Estado, Rescates,… y además sin demasiados conocimientos sobre lo que puede o no puede hacer el FMI o cualquier organismo financiero, sin dejarse atrás las Agencias de Calificación y toda la maraña ingente de estamentos e indicadores que se dedican a acorralar, como si se tratara de ovejas enviadas a un redil. Por mucho que intentemos esquivar el camino, ya está marcado.

Lo malo de este asunto es que lo que interesa es que continuemos en el camino, sin acabar de llegar a destino, porque sino, dejará de haber posibilidades de especular como hasta ahora, con todo un país.

Aquí es cuando me detengo, porque la verdad es que tampoco sé donde llegará mi reflexión.

Como cualquier hijo de vecino, se me ocurre pensar en cómo hemos llegado a este punto. Aquí es donde se me abre un nuevo camino en el que deberíamos hacer un ejercicio de introspección y analizar la gran pregunta ¿dónde hemos fallado?.

Y donde hemos fallado, fundamentalmente, es en haber aceptado el Sistema, sin hacer lo que se debería hacer con cualquier empresa: evolucionar y mejorar. Hacer el ejercicio de “prueba y error” y ponerle remedio cuando tocaba.

Ahora, personas que habían trabajado para Lehman Brothers, o Goldman Sachs, ocupan sillones relevantes en las decisiones económicas de gobiernos como Grecia, Italia y España, y dirigen los destinos de estos países muy tocados por el dedo maldito de las Agencias de Calificación.

Mientras, los ciudadanos que queremos estar informados, no nos queda mas remedio que acudir a las opiniones de “entendidos” en cuestiones macroeconómicas, que se dedican a opinar, pero que lo hacen desde cierto conocimiento de causa y capacidad de análisis técnico (que no político).

Pero la verdad es, que en lo que siempre ha funcionado, que es aquello de acción-reacción, ahora tiene despistados a todos.

Las reglas del juego han cambiado y aquellos que mueven las fichas, no conocen estas reglas. Ya nada ocurre como está previsto.

Lo terrible de todo ello, es que los ciudadanos empiezan a estar cansados de tanto desprecio, retroceso e incapacidad por retomar las riendas de todo esto.

Esto no hay quien lo arregle si no se reescriben las reglas del juego, y no se para los pies a quien se las está inventando sobre la marcha, y que consigue no llevarnos a ninguna parte y como dice el dicho “a río revuelto, ganancia de pescadores”.


lunes, 16 de julio de 2012

Hasta dónde llega nuestra capacidad de hartarnos


Hoy me he descubierto tomando mas de un café en la cafetería cercana a mi casa. Me he leído dos periódicos sin apenas darme cuenta que me zampaba los cafés sin piedad.

No esperaba encontrar ninguna noticia agradable ni motivadora, ya que ni tan solo las que lo intentan, lo son.

Ni tan solo la situación de violencia física y verbal que nos transmiten en los rotativos sobre cualquier otro lugar del mundo, ahoga el “llanto” de decrepitud que grita la situación de nuestro país.

Los ciudadanos ya hemos entendido que no se trata de cambiar las caras de quien gobierna, ya que no tan solo no han cambiado las perspectivas de futuro, sino que se aventura que nos dirigimos de forma constante al abismo. Uno de esos abismos que no se ven pero que se intuyen.

Y lo peor es que como los grandes temas financieros y económicos no se deciden ni en Europa, sino que están en manos de los “Mercados” y por lo tanto los gobiernos no tienen ni idea de cómo controlarlo, han decidido apretar las tuercas en aquellos temas que mas definen la política de uno u otro partido grande del Estado: el “jacobinismo” y la recentralización.

Con excusas fundamentadas en las consignas mas casposas que se les ocurren, siguen estropeando una y otra vez la convivencia, con decisiones que por injustas y malintencionadas, intentan que tengan mas “volumen y eco” que cualquier otra cosa que ocurra en la realidad del país.

Yo seguía bebiendo el café, sin acordarme que me quedan menos de 10 euros en el bolsillo para darme este “capricho” del café durante esta semana, que no sé cuánto me van a costar los medicamentos que voy a ir a buscar mañana, que no sé cómo voy a atender el recibo del préstamo, que ya se me acabó la prestación del desempleo, que no sé cómo voy a poner gasolina al coche para ir a Barcelona a la entrevista de trabajo (en la que me van a rechazar porque tengo mas de 50 años), y tampoco cuánto me va a costar aparcar en esa ciudad a 40 kilómetros de donde vivo. Y ya no pienso en comer, porque los tres que vivimos en casa dependemos de un sueldo de un trabajo que contratan un día antes y descontratan un día después.

Y además, descubres que el gobierno central nos recuerda que somos un país de personas con capacidad de sacrificio y que las medidas que se toman, lo hacen para tener un futuro mejor y en beneficio de todos (?).

La situación descrita no es ficticia. La situación descrita empieza a ser común entre mucha gente cuyo hartazgo empieza a mostrar signos de evidencia. 

(Nota del autor: Esta historia de ficción está inspirada en la realidad. Los personajes son reales, aunque no responden a la historia de nadie en concreto)